Duración: 9′ aprox. | Género: Drama fantástico/ Horror

Dirección: Yuval K.

En un remoto pueblo andaluz, Nerea, una joven campesina, compite en el concurso anual de la Cobijada. Pero cuando un enigmático espíritu con forma de Cobijada comienza a acecharla, la aparentemente inofensiva tradición que celebraba junto a sus vecinas se transforma en una caza sangrienta por el título de la Cobijada Mayor.

Nací y crecí en el pequeño pueblo blanco de Vejer de la Frontera, en la costa de Cádiz. Para quienes hemos pasado nuestra infancia allí, las Cobijadas son más que una tradición: son un recuerdo compartido, una figura oscura que llenaba nuestras calles de un aura inquietante. De niños, aquel ser envuelto en misterio, feminidad y tragedia nos provocaba un miedo intangible y espectral.

A pesar de mi arraigo a Vejer, siempre sentí una cierta distancia. Quizá por haber crecido con padres extranjeros o por vivir mi adolescencia como persona queer en un entorno conservador, desarrollé una mirada crítica hacia las actitudes colectivas del pueblo. Sin embargo, esa distancia siempre estuvo teñida de un amor complejo.

Es desde ese lugar que conecto profundamente con el personaje de Nerea y su viaje. Más allá de mi afinidad por lo extraño y lo bizarro, Nerea es una figura que admiro. Su amor absoluto por su pueblo, esa devoción casi obsesiva y ciega por su cultura, es algo que envidio. Envidio esa entrega, esa falta de cuestionamientos, porque no puedo evitar preguntarme si mi distancia, por más consciente y crítica que sea, no es también una cárcel que no hace más que alejarme de mi pueblo.

Este corto nace de aquel antiguo y siniestro recuerdo de la Cobijada, una figura que marcó mi infancia con su misterio. Ahora, desde la distancia, ese ser enigmático evoca una nostalgia profunda y se convierte en una necesidad personal de regresar, aunque no físicamente, a Andalucía y a su gente. Es una forma de reconectar con mis raíces, mirándolas desde la lejanía tras haberlas dejado atrás, para ofrecer mi visión; crítica, sí, pero también llena de ternura.

También me resulta muy emocionante como director crear una atmósfera tan concreta y poco explorada. Ese terror folclórico y de una Andalucía rural desconocida, un miedo que no viene de lo desconocido, sino de lo familiar, de lo que crece en las sombras del pueblo y cobra forma en figuras como la Cobijada.